El Auge del gigante asiático: China.
¿A qué se debe el rápido crecimiento de China? ¿Cómo un país en auténtica pobreza y subdesarrollado llega a ser la mayor potencia del siglo XXI en tan solo 30 años? ¿Cuáles han sido las políticas que lo han impulsado?
Si analizamos los datos y estadísticas del Banco Mundial desde 1990 hasta la actualidad, nos percatamos de que China ha experimentado un desarrollo económico completamente abusivo en su PIB per cápita presentando una tasa de crecimiento del 31%. Es evidente que China ha tomado medidas para convertirse en el país que más rápido crece y en la economía más grande a nivel mundial; donde la tecnología se ha transformado en el gran campo de batalla mundial en la disputa de la hegemonía del futuro.
En consecuencia el gobierno chino invierte más del 2% del PIB en I+D, manteniendo la carrera por la inteligencia artificial y el 5G contra EEUU con empresas como Huawei, Xiaomi, Lenovo o la red social del momento, Tik Tok. Otro factor que explica la expansión económica de China es la Inversión Extranjera Directa (IED). Las entradas de IED en el sector de alta tecnología han aumentado significativamente y actualmente representan casi un tercio de las entradas totales. En 2019 China fue el mayor receptor de IED de Asia y el segundo del mundo, solo detrás de EEUU; sin embargo, con el control de la pandemia de Covid-19 por parte de China, le ha permitido adelantar a EEUU con un incremento del 4% en 2020 mientras que el IED de EEUU caía un 49%, según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) recientemente publicado. De hecho, mientras el Producto Interior Bruto de la mayoría de grandes potencias del planeta cayó, el de China creció en un 2,3% durante 2020. La caída de las inversiones en el territorio americano ha sido clave para su llegada al primer puesto del podio.
Además, China se ubicó en el puesto 31 entre 190 países en el informe Doing Business del Banco Mundial de 2020 mejorando sus registros de 2019 en 18 puestos. Este avance muestra mejoras en diferentes aspectos, como los procedimientos para iniciar un negocio y las medidas para mejorar el acceso a la electricidad y los permisos de construcción. El país ha mostrado una agenda reformista que busca mejorar el entorno regulatorio de negocios en los próximos años con el fin de atraer más inversiones extranjeras como ya hemos analizado anteriormente, de este modo China ha introducido mecanismos para mejorar la entrega de los principales proyectos de inversión extranjera, reducir los aranceles de importación, simplificar el despacho de aduanas y establecer un sistema de archivo en línea para regular la IED; lo que lo convierte en un mercado atractivo para los inversionistas. Cabe destacar que China tiene una economía altamente diversificada, además de ser el país numero 1 en exportaciones con una cifra de 2.268.535,5 millones de euros, el crecimiento económico de China se debe a la capacidad para producir más productos diferentes que son exportados al resto del mundo. Asimismo, China es el país más poblado del mundo y uno de los mayores productores y consumidores de productos agrícolas. Se estima que el sector agrícola empleó al 24,7% de la población activa en 2020 (Banco Mundial) y representó 7,1% del PIB. China es el principal productor mundial de cereales, arroz, algodón, papas y té.
Conjuntamente, el país es rico en recursos naturales y tiene importantes reservas de carbón (la fuente de energía primaria del país), que representan dos tercios del consumo total de energía primaria. China es el líder mundial en la producción de ciertos minerales como estaño, hierro, oro, fosfatos, zinc y titanio; y tiene importantes reservas de gasolina, gas natural y petróleo, lo que convierte al país en el sexto mayor productor de petróleo del mundo, con 3,9 millones de barriles al día en 2020 según la estadística de Statista .
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